GNOSIS
RETORNO Y RECURRENCIA
Por: samael aun weor
RETORNO Y RECURRENCIA
Por: samael aun weor
Un hombre es lo que
es su vida, si un hombre no modifica nada dentro de sí mismo, si no transforma
radicalmente su vida, si no trabaja sobre sí mismo, está perdiendo su tiempo
miserablemente.
La muerte es el
regreso al comienzo mismo de su vida con la posibilidad de repetirla
nuevamente.
Mucho se ha dicho en
la literatura Seudo-Esotérica y Seudo-Ocultista, sobre el tema de las vidas
sucesivas, mejor es que nos ocupemos de las existencias sucesivas.
La vida de cada uno
de nos con todos sus tiempos es siempre la misma repitiéndose de existencia en
existencia, a través de los innumerables siglos.
Incuestionablemente
continuamos en la simiente de nuestros descendientes; esto es algo que ya está
demostrado.
La vida de cada uno
de nos en particular, es una película viviente que al morir nos llevamos a la
eternidad.
Cada uno de nos se
lleva su película y la vuelve a traer para proyectarla otra vez en la pantalla
de una nueva existencia.
La repetición de
dramas, comedias y tragedias, es un axioma fundamental de la Ley de
Recurrencia.
En cada nueva existencia
se repiten siempre las mismas circunstancias. Los actores de tales escenas
siempre repetidas, son esas gentes que viven dentro de nuestro interior, los
"Yoes".
Si desintegramos esos
actores, esos "Yoes" que originan las siempre repetidas escenas de
nuestra vida, entonces la repetición de tales circunstancias se haría algo más
que imposible.
Obviamente sin
actores no puede haber escenas; esto es algo irrebatible, irrefutable.
Así es como podemos
libertarnos de las Leyes de Retorno y Recurrencia; así podemos hacernos libres
de verdad.
Obviamente cada uno
de los personajes (Yoes), que en nuestro interior llevamos, repite de
existencia en existencia su mismo papel; si lo desintegramos, si el actor muere
el papel concluye.
Reflexionando
seriamente sobre la Ley de Recurrencia o repetición de escenas en cada Retorno,
descubrimos por auto-observación íntima, los resortes secretos de esta
cuestión.
Si en la pasada
existencia a la edad de veinticinco (25) años, tuvimos una aventura amorosa es
Indubitable que el "Yo" de tal compromiso buscara a la dama de sus
ensueños a los veinticinco (25) años de la nueva existencia.
Si la dama en
cuestión entonces sólo tenía quince (15) años, el "Yo" de tal
aventura buscará a su amado en la nueva existencia a la misma edad justa.
Resulta claro
comprender que los dos "Yoes" tanto el de él como el de ella, se
busquen telepáticamente y se reencuentren nuevamente para repetir la misma
aventura amorosa de la pasada existencia...
Dos enemigos que a
muerte pelearon en la pasada existencia, se buscarán otra vez en la nueva
existencia para repetir su tragedia a la edad correspondiente.
Si dos personas
tuvieron un pleito por bienes raíces a la edad de cuarenta (40) años en la
pasada existencia, a la misma edad se buscaran telepáticamente en la nueva
existencia para repetir lo mismo.
Dentro de cada uno de
nosotros viven muchas gentes llenas de compromisos; eso es irrefutable.
Un ladrón carga en su
interior una cueva de ladrones con diversos compromisos delictuosos. El asesino
lleva dentro de sí mismo un "club" de asesinos y el lujurioso porta
en su psiquis una "Casa de Citas".
Lo grave de todo esto
es que el intelecto ignora la existencia de tales gentes o "Yoes"
dentro de sí mismo y de tales compromisos que fatalmente se van cumpliendo.
Todos estos
compromisos de los Yoes que dentro de nosotros moran, se suceden por debajo de
nuestra razón.
Son hechos que
ignoramos, cosas que nos sucedían, acontecimientos que se procesan en el
subconsciente e inconsciente.
Con justa, razón se
nos ha dicho que todo nos sucede, como cuando llueve o como cuando truena.
Realmente tenemos la
ilusión de hacer, empero nada hacemos, nos sucede, esto es fatal, mecánico...
Nuestra personalidad
es tan sólo el instrumento de distintas gentes (Yoes), mediante la cual cada
una de esas gentes (Yoes), cumple sus compromisos.
Por debajo de nuestra
capacidad cognoscitiva suceden muchas cosas, desgraciadamente ignoramos lo que
por debajo de nuestra pobre razón sucede.
Nos creemos sabios
cuando en verdad ni siquiera sabemos que no sabemos. Somos míseros leños,
arrastrados por las embravecidas olas del mar de la existencia.
Salir de esta
desgracia, de esta inconsciencia, del estado tan lamentable en que nos
encontramos, sólo es posible muriendo en sí mismos...
¿Cómo podríamos
despertar sin morir previamente?. ¡Sólo con la muerte adviene lo nuevo! Si el
germen no muere la planta no nace.
Quien despierta de
verdad adquiere por tal motivo plena objetividad de su conciencia, iluminación
auténtica, felicidad...
samael aun weor
No hay comentarios:
Publicar un comentario