GNOSIS
LA ORACIÓN EN EL TRABAJO
Por: samael aun weor
LA ORACIÓN EN EL TRABAJO
Por: samael aun weor
Observación, JUICIO y
Ejecución, son los tres factores básicos de la disolución. Primero: se observa.
Segundo: se enjuicia. Tercero: se ejecuta.
A los espías en la
guerra, primero se les observa; segundo se les ENJUICIA; tercero se les fusila.
En la interrelación
existe AUTO-DESCUBRIMIENTO Y AUTO-REVELACIÓN.
Quien renuncia a la
convivencia con sus semejantes, renuncia también al auto-descubrimiento.
Cualquier incidente
de la vida por insignificante que parezca, indubitablemente tiene por causa un
actor íntimo en nosotros, un agregado psíquico, un "Yo".
El
auto-descubrimiento es posible cuando nos encontramos en estado de alerta
percepción, alerta novedad.
"Yo",
descubierto in fraganti, debe ser observado cuidadosamente en nuestro cerebro,
corazón y sexo.
Un Yo cualquiera de
lujuria podría manifestarse en el corazón como amor, en el cerebro como un
Ideal, más al poner atención al sexo, sentiríamos cierta excitación morbosa
inconfundible.
El enjuiciamiento de
cualquier Yo debe ser definitivo.
Necesitamos sentarle
en el banquillo de los acusados y JUZGARLE despiadadamente.
HACERNOS CONSCIENTES
DEL “YO”………
Cualquier evasiva,
justificación, consideración, debe ser eliminada, si es que en verdad queremos
HACERNOS CONSCIENTES DEL "YO" que anhelamos extirpar de nuestra
psiquis.
Ejecución es
diferente; no sería posible ejecutar a un "Yo" cualquiera, sin
haberle previamente OBSERVADO Y ENJUICIADO.
ORACIÓN EN EL
TRABAJO………
Oración en el trabajo
psicológico es fundamental para la disolución.
Necesitamos de un
poder superior a la mente, si es que en realidad deseamos desintegrar tal o
cual "Yo".
La mente por si misma
nunca podría desintegrar ningún "Yo", esto es irrebatible,
irrefutable.
Orar es platicar con
Dios.
Nosotros debemos
apelar a Dios Madre en Nuestra Intimidad, si es que en verdad queremos
desintegrar "Yoes", quien no ama a su Madre, el hijo ingrato,
fracasará en el trabajo sobre sí mismo.
Cada uno de nosotros
tiene su Madre Divina particular, individual, ella en sí misma, es una parte de
nuestro propio Ser, pero derivado.
Todos los pueblos
antiguos adoraron a "Dios Madre" en lo más profundo de nuestro Ser.
El principio femenino del Eterno es ISIS, MARÍA, TONANTZIN, CIBELES, REA,
ADONÍA, INSOBERTA, etc., etc., etc.
Si en lo meramente
físico tenemos padre y madre, en lo más hondo de nuestro Ser tenemos también a nuestro
Padre que está en secreto y a nuestra Divina Madre KUNDALINI.
Hay tantos Padres en
el Cielo cuantos hombres en la tierra.
Dios Madre en nuestra
propia intimidad es el aspecto femenino de nuestro Padre que está en secreto.
ÉL y ELLA son
ciertamente las dos partes superiores de nuestro Ser intimo.
Indubitablemente ÉL y
ELLA son nuestro mismo Ser Real más allá del "YO" de la Psicología.
ÉL se desdobla en
ELLA y manda, dirige, instruye. ELLA elimina los elementos indeseables que en
nuestro interior llevamos, a condición de un trabajo continuo sobre sí mismo.
Cuando hayamos muerto
radicalmente, cuando todos los elementos indeseables hayan sido eliminados
después de muchos trabajos concientes y padecimientos voluntarios nos
fusionaremos e integraremos con el "PADRE-MADRE", entonces seremos
Dioses terriblemente divinos, más allá del bien y del mal.
Nuestra Madre Divina
particular, individual, mediante sus poderes flamígeros puede reducir a
polvareda cósmica a cualquiera de esos tantos "Yoes", que haya sido previamente
OBSERVADO y ENJUICIADO.
En modo alguno sería
necesaria una fórmula específica para rezarle a nuestra Madre Divina interior.
Debemos ser muy
naturales y simples al dirigirnos a ELLA.
El niño que se dirige
a su madre, nunca tiene fórmulas especiales, dice lo que sale de su corazón y
eso es todo.
Ningún "Yo"
se disuelve instantáneamente; nuestra Divina Madre debe trabajar y hasta sufrir
muchísimo antes de lograr una aniquilación de cualquier "Yo".
Volveos
introvertidos, dirigid vuestra plegaria hacia adentro, buscando dentro de
vuestro interior a vuestra Divina Señora y con súplicas sinceras podéis
hablarle. Rogadle desintegre aquel "Yo" que hayáis previamente
OBSERVADO Y ENJUICIADO.
El sentido de
auto-observación intima, conforme se vaya desarrollando, os permitirá verificar
el avance progresivo de vuestro trabajo.
Comprensión,
discernimiento, son fundamentales, sin embargo se necesita de algo más si es
que en realidad queremos desintegrar el "MI MISMO".
ALTERARLO
FUNDAMENTALMENTE………
La mente puede darse
el lujo de rotular cualquier defecto, pasarlo de un departamento a otro,
exhibirlo, esconderlo, etc., más nunca podría ALTERARLO FUNDAMENTALMENTE.
Se necesita de un
"poder especial" superior a la mente, de un poder flamígero capaz de
reducir a cenizas cualquier defecto.
STELLA MARIS, nuestra
Divina Madre, tiene ese poder, puede pulverizar cualquier defecto psicológico.
Nuestra Madre Divina,
vive en nuestra intimidad, más allá del cuerpo, de los afectos y la mente. Ella
es por sí misma un poder ígneo superior a la mente.
Nuestra Madre Cósmica
particular, individual, posee Sabiduría, Amor y Poder. En ella existe absoluta
perfección.
Las buenas
intenciones y la repetición constante de las mismas, de nada sirven, a nada
conducen.
De nada serviría
repetir: "no seré lujurioso"; los Yoes de la lascivia de todas
maneras continuarán existiendo en el fondo mismo de nuestra psiquis.
De nada serviría
repetir diariamente: "no tendré más ira". Los "Yoes" de la
ira continuarían existiendo en nuestros fondos psicológicos.
De nada serviría
decir diariamente: "no seré más codicioso". Los "Yoes" de
la codicia continuarían existiendo en los diversos trasfondos de nuestra
psiquis.
De nada serviría
apartamos del mundo y encerrarnos en un convento o vivir en alguna caverna; los
"Yoes" dentro de nosotros continuarían existiendo.
Algunos anacoretas
cavernarios a base de rigurosas disciplinas llegaron al éxtasis de los santos y
fueron llevados a los cielos, donde vieron y oyeron cosas que a los seres
humanos no les es dable comprender; sin embargo los "Yoes"
continuaron existiendo en su interior.
Incuestionablemente
la Esencia puede escaparse del "Yo" a base de rigurosas disciplinas y
gozar del éxtasis, empero, después de la dicha, retorna al interior del
"Mí mismo".
Quienes se han
acostumbrado al éxtasis, sin haber disuelto el "Ego", creen que ya
alcanzaron la liberación, se auto-engañan creyéndose Maestros y hasta Ingresan
a la Involución sumergida.
Jamás nos pronunciaríamos
contra el arrobamiento místico, contra el éxtasis y la felicidad del Alma en
ausencia del EGO.
Sólo queremos poner
énfasis en la necesidad de disolver "Yoes" para lograr la liberación
final.
La Esencia de
cualquier anacoreta disciplinado, acostumbrado a escaparse del "Yo",
repite tal hazaña después de la muerte del cuerpo físico, goza por un tiempo
del éxtasis y luego vuelve como el Genio de la lámpara de Aladino al interior
de la botella, al Ego, al Mí Mismo.
Entonces no le queda
más remedio que retornar a un nuevo cuerpo físico, con el propósito de repetir
su vida sobre el tapete de la existencia.
Muchos místicos que
desencarnaron en las cavernas de los Himalayas, en el Asia Central, ahora son
personas vulgares, comunes y corrientes en este mundo, a pesar de que sus
seguidores todavía les adoren y veneren.
Cualquier intento de
liberación por grandioso que este sea, si no tiene en cuenta la necesidad de
disolver el Ego, está condenado al fracaso.
samael aun weor
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