GNOSIS
CONCEPTO Y REALIDAD
Por: samael aun weor
CONCEPTO Y REALIDAD
Por: samael aun weor
¿Quién o qué puede
garantizar que el concepto y la realidad resulten absolutamente iguales?
El concepto es una
cosa y la realidad es otra y existe tendencia a sobrestimar nuestros propios
conceptos.
Realidad igual a
concepto es algo casi imposible, sin embargo, la mente hipnotizada por su
propio concepto supone siempre que éste y realidad son iguales.
A un proceso
psicológico cualquiera correctamente estructurado mediante una lógica exacta,
se le opone otro diferente reciamente formado con lógica similar o superior,
¿entonces qué?
Dos mentes
severamente disciplinadas dentro de férreas estructuras intelectuales
discutiendo entre sí, polemizando, sobre tal o cuál realidad creen cada una en
la exactitud de su propio concepto y en la falsedad del concepto ajeno, ¿Mas
cuál de ellas tiene la razón?, ¿Quién podría honradamente salir de garantes en
uno u otro caso?, ¿En cuál de ellos, concepto y realidad resultan iguales?
Incuestionablemente
cada cabeza es un mundo y en todos y en cada uno de nosotros existe una especie
de dogmatismo pontificio y dictatorial que quiere hacernos creer en la igualdad
absoluta de concepto y realidad.
Por muy fuertes que
sean las estructuras de un razonamiento nada puede garantizar la igualdad
absoluta de conceptos y realidad.
Quienes están
auto-encerrados dentro de cualquier procedimiento logístico intelectual quieren
hacer siempre coincidir la realidad de los fenómenos con los elaborados
conceptos y esto no es más que el resultado de la alucinación razonativa.
Abrirse a lo nuevo es
la difícil facilidad del clásico; desgraciadamente la gente quiere descubrir,
ver en todo fenómeno natural sus propios prejuicios, conceptos, preconceptos,
opiniones y teorías; nadie sabe ser receptivo, ver lo nuevo con mente limpia y
espontánea.
Que los fenómenos le
hablen al sabio sería lo indicado; desafortunadamente los sabios de estos
tiempos no saben ver los fenómenos, sólo quieren ver en los mismos la
confirmación de todos sus preconceptos.
Aunque parezca
increíble los científicos modernos nada saben sobre los fenómenos naturales.
Cuando vemos en los
fenómenos de la naturaleza exclusivamente nuestros propios conceptos,
ciertamente no estamos viendo los fenómenos sino los conceptos.
Empero, alucinados
los tontos científicos por su fascinante intelecto, creen en forma estúpida que
cada uno de sus conceptos es absolutamente igual a tal o cual fenómeno
observando, cuando la realidad es diferente.
No negamos que
nuestras afirmaciones sean rechazadas por todo aquel que esté auto-encerrado
por tal o cual procedimiento logístico; incuestionablemente la condición
pontificia y dogmática del intelecto en modo alguno podría aceptar que a tal o
cual concepto correctamente elaborado, no coincida exactamente con la realidad.
Tan pronto la mente,
a través de los sentidos, observa tal o cual fenómeno, se apresura de inmediato
a roturarlo con tal o cual término cientifista que incuestionablemente sólo
viene a servir como parche para tapar la propia ignorancia.
La mente no sabe
realmente ser receptiva a lo nuevo, más si sabe inventar complicadísimos
términos con los cuales pretende calificar en forma auto-engañosa lo que
ciertamente ignora.
Hablando esta vez en
sentido Socrático, diremos que la mente no solamente ignora, sino, además,
ignora que ignora.
La mente moderna es
terriblemente superficial, se ha especializado en inventar términos hechos
dificilísimos para tapar su propia ignorancia.
Existen dos clases de
ciencia: la primera no es más que ese podridero de teorías subjetivas que
abundan por allí. La segunda es la ciencia pura de los grandes iluminados, la
ciencia objetiva del Ser.
Indubitablemente no
sería posible penetrar en el anfiteatro de la ciencia cósmica, si antes no
hemos muerto en sí mismos.
Necesitamos desintegrar
todos esos elementos indeseables que cargamos en nuestro interior, y que en su
conjunto constituyen en sí mismo, el Yo de la Psicología.
En tanto la
conciencia superlativa del ser continúe embotellada entre el mí mismo, entre
mis propios conceptos y teorías subjetivas, resulta absolutamente imposible
conocer directamente la cruda realidad de los fenómenos naturales en sí mismos.
La llave del
laboratorio de la naturaleza, la tiene en su mano diestra el Ángel de la
Muerte.
Muy poco podemos
aprender del fenómeno del nacimiento, más de la muerte podremos aprender todo.
El templo inviolado
de la ciencia pura se encuentra en el fondo de la negra sepultura. Si el germen
no muere la planta no nace. Sólo con la muerte adviene lo nuevo.
Cuando el Ego muere,
la conciencia despierta para ver la realidad de todos los fenómenos de la
naturaleza tal cual son en sí mismos y por sí mismos.
La conciencia sabe lo
que directamente experimenta por sí misma, el crudo realismo de la vida más
allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.
samael aun weor
No hay comentarios:
Publicar un comentario