GNOSIS
EL CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE
Por: samael aun weor
EL CENTRO DE GRAVEDAD PERMANENTE
Por: samael aun weor
No
existiendo una verdadera individualidad, resulta imposible que haya continuidad
de propósitos.
Si no
existe el individuo psicológico, si en cada uno de nosotros viven muchas
personas, si no hay sujeto responsable, seria absurdo exigirle a alguien
continuidad de propósitos.
Bien
sabemos que dentro de una persona viven muchas personas, entonces el sentido
pleno de la responsabilidad no existe realmente en nosotros.
Lo que
un Yo determinado afirma en un instante dado, no puede revestir ninguna
seriedad debido al hecho concreto de que cualquier otro Yo puede afirmar
exactamente lo contrario en cualquier otro momento.
Lo
grave de todo esto es que muchas gentes creen poseer el sentido de
responsabilidad moral y se auto-engañan afirmando ser siempre las mismas.
Personas
hay que en cualquier instante de su existencia vienen a los estudios Gnósticos,
resplandecen con la fuerza del anhelo, se entusiasman con el trabajo esotérico
y hasta juran consagrar la totalidad de su existencia a estas cuestiones.
Incuestionablemente
todos los hermanos de nuestro movimiento llegan hasta admirar a un entusiasta
así.
Uno no
puede menos que sentir gran alegría al escuchar personas de esta clase, tan
devotas y definitivamente sinceras.
Sin
embargo el idilio no dura mucho tiempo, cualquier día debido a tal o cual
motivo justo o injusto, sencillo o complicado, la persona se retira de la
Gnosis, entonces abandona el trabajo y para enderezar el entuerto, o tratando
de justificarse a sí misma, se afilia a cualquier otra organización mística y
piensa que ahora va mejor.
Todo
este ir y venir, todo este cambiar incesante de escuelas, sectas, religiones,
se debe a la multiplicidad de Yoes que en nuestro interior luchan entre sí por
su propia supremacía.
Como
quiera que cada Yo posee su propio criterio, su propia mente, sus propias
ideas, es apenas normal este cambio de pareceres, este mariposear constante de
organización, de ideal en ideal, etc.
El
sujeto en sí, no es más que una máquina que tan pronto sirve de vehículo a un
Yo, como a otro.
Algunos
Yoes místicos se auto-engañan, después de abandonar tal o cual secta resuelven
creerse Dioses, brillan como luces fatuas y por último desaparecen.
Personas
hay que por un momento se asoman al trabajo esotérico y luego en el instante en
que otro Yo interviene, abandonan definitivamente estos estudios y se dejan
tragar por la vida.
Obviamente
si uno no lucha contra la vida, ésta se lo devora y son raros los aspirantes
que de verdad no se dejan tragar por la vida.
Existiendo
dentro de nosotros toda una multiplicidad de Yoes, el centro de gravedad
permanente no puede existir.
Es
apenas normal que no todos los sujetos se auto-realicen íntimamente.
Bien
sabemos que la auto-realización íntima del ser exige continuidad de propósitos
y como quiera que es muy difícil encontrar a alguien que tenga un centro de
gravedad permanente, entonces no es extraño que sea muy rara la persona que
llegue a la auto-realización interior profunda.
Lo
normal es que alguien se entusiasme por el trabajo esotérico y que luego lo
abandone; lo extraño es que alguien no abandone el trabajo y llegue a la meta.
Ciertamente
y en nombre de la verdad, afirmamos que el Sol está haciendo un experimento de
laboratorio muy complicado y terriblemente difícil.
Dentro
del animal intelectual equivocadamente llamado hombre, existen gérmenes que
convenientemente desarrollados pueden convertirse en hombres solares.
Sin
embargo no está de más aclarar que no es seguro que esos gérmenes se
desarrollen, lo normal es que se degeneren y pierdan lamentablemente.
En todo
caso los citados gérmenes que han de convertirnos en hombres solares necesitan
de un ambiente adecuado, pues bien sabido es que la semilla, en un medio
estéril no germina, se pierde.
Para
que la semilla real del hombre depositada en nuestras glándulas sexuales, pueda
germinar se necesita continuidad de propósitos y cuerpo físico normal.
Si los
científicos continúan haciendo ensayos con las glándulas de secreción interna,
cualquier posibilidad de desarrollo de los mencionados gérmenes podrá perderse.
Aunque
parezca increíble, las hormigas pasaron ya por un proceso similar, en un remoto
pasado arcaico de nuestro planeta Tierra.
Uno se
llena de asombro al contemplar la perfección de un palacio de hormigas. No hay
duda de que el orden establecido en cualquier hormiguero es formidable.
Aquellos
Iniciados que han despertado conciencia saben por experiencia mística directa,
que las hormigas en tiempos que ni remotamente sospechan los historiadores más
grandes del mundo, fueron una raza humana que creó una, poderosísima
civilización socialista.
Entonces
eliminaron los dictadores de aquella familia, Las diversas sectas religiosas y
el libre albedrío, pues todo ello les restaba poder y ellos necesitaban ser
totalitarios en el sentido más completo de la palabra.
En
estas condiciones, eliminada la iniciativa individual y el derecho religioso,
el animal intelectual se precipitó por el camino de la involución y
degeneración.
A todo
lo antes dicho se añadieron los experimentos científicos; trasplantes de
órganos, glándulas, ensayos con hormonas, etc., etc., etc., cuyo resultado fue
el empequeñecimiento gradual y la alteración morfológica de aquellos organismos
humanos hasta convertirse por último en las hormigas que conocemos.
Toda
aquella civilización, todos esos movimientos relacionados con el orden social
establecido se volvieron mecánicos y se heredaron de padres a hijos; hoy uno se
llena de sombro al ver un hormiguero, más no podemos menos que lamentar su
falta de inteligencia.
Si no
trabajamos sobre sí mismos, involucionamos y degeneramos espantosamente.
El
experimento que el Sol está haciendo en el laboratorio de la naturaleza,
ciertamente además de ser difícil ha dado muy pocos resultados.
Crear
hombres solares solo es posible cuando existe verdadera cooperación en cada uno
de nosotros.
No es
posible la creación del hombre solar si no establecemos antes un centro de
gravedad permanente en nuestro interior.
¿Cómo
podríamos tener continuidad de propósitos si no establecemos en nuestra psiquis
el centro de gravedad?
Cualquier
raza creada por el Sol, ciertamente no tiene otro objetivo en la naturaleza,
que el de servir a los intereses de esta creación y al experimento solar.
Si el
Sol fracasa en su experimento, pierde todo interés por una raza así y ésta de
hecho queda condenada a la destrucción y a la involución.
Cada
una de las razas que han existido sobre la faz dela Tierra ha servido para el
experimento solar.
De cada
raza ha logrado el Sol algunos triunfos, cosechando pequeños grupos de hombres
solares.
Cuando
una raza ha dado sus frutos, desaparece en forma progresiva o perece
violentamente mediante grandes catástrofes.
La
creación de hombres solares es posible cuando uno lucha por independizarse de
las fuerzas lunares.
No hay
duda de que todos estos Yoes que llevamos en nuestra psiquis, son de tipo
exclusivamente lunar.
En modo alguno sería imposible liberarnos de la fuerza lunar si no estableciéramos previamente en nosotros un centro de gravedad permanente.
En modo alguno sería imposible liberarnos de la fuerza lunar si no estableciéramos previamente en nosotros un centro de gravedad permanente.
¿Cómo
podríamos disolver la totalidad del Yo pluralizado si no tenemos continuidad de
propósitos?
¿De qué
manera podríamos tener continuidad de propósitos sin haber establecido
previamente en nuestra psiquis un centro de gravedad permanente?
Como
quiera que la raza actual en vez de independizarse de la influencia lunar, ha
perdido todo interés por la inteligencia solar, incuestionablemente se ha
condenado a sí misma hacia la Involución y degeneración.
No es
posible que el hombre verdadero surja mediante la mecánica evolutiva.
Bien
sabemos que la evolución y su hermana gemela la involución, son tan solo dos
leyes que constituyen el eje mecánico de toda la naturaleza.
Se
evoluciona hasta cierto punto perfectamente definido y luego viene el proceso
involutivo; a toda subida le sucede una bajada y viceversa.
Nosotros
somos exclusivamente máquinas controladas por distintos Yoes.
Servimos
a la economía de la naturaleza, no tenemos una individualidad definida como
suponen equivocadamente muchos seudo-esoteristas y seudo-ocultistas.
Necesitamos
cambiar con urgencia máxima a fin de que los gérmenes del hombre den sus
frutos.
Solo
trabajando sobre sí mismos con verdadera continuidad de propósitos y sentido
completo de responsabilidad moral podemos convertimos en hombres solares.
Esto
implica consagrar la totalidad de nuestra existencia al trabajo esotérico sobre
sí mismos.
Aquellos
que tienen esperanza en llegar al estado solar mediante la mecánica de la
evolución, se engañan a sí mismos y se condenan de hecho a la degeneración
Involutiva.
En el
trabajo esotérico no podemos darnos el lujo de la versatilidad; esos que tienen
ideas veletas, esos que hoy trabajan sobre su psiquis y mañana se dejan tragar
por la vida, esos que buscan evasivas, justificaciones, para abandonar el
trabajo esotérico degenerarán e involucionaran.
Algunos
aplazan el error, dejan toda para un mañana mientras mejoran su situación
económica, sin tener en cuenta que el experimento solar es algo muy distinto a
su criterio personal y a sus consabidos proyectos.
No es
tan fácil convertirse en hombre solar cuando cargamos la Luna en nuestro
interior, (El Ego es lunar).
La
tierra tiene dos lunas; la segunda de esta es llamada Lilith y se haya un poco
más distante que la luna blanca.
Los
astrónomos suelen ver a Lilith cómo una lenteja pues es de muy poco tamaño. Esa
es la Luna negra.
Las
fuerzas más siniestras del Ego llegan a la Tierradesde Lilith y producen
resultados psicológicos infrahumanos y bestiales.
Los
crímenes de la prensa Roja, asesinatos más monstruosos de la historia, los
delitos más insospechados, etc., etc., etc., se deben a las ondas vibratorias
de Lilith.
La
doble influencia lunar representada en el ser humano mediante el Ego que carga
en su interior hace de nosotros un verdadero fracaso.
Si no
vemos la urgencia de entregar la totalidad de nuestra existencia al trabajo
sobre sí mismos con el propósito de liberarnos de la doble fuerza lunar,
terminaremos tragados por la Luna, involucionando, degenerando cada vez más y
más dentro de ciertos estados que bien podríamos calificar de inconscientes e
infraconscientes.
Lo
grave de todo esto es que no poseemos la verdadera individualidad, si
tuviéramos un centro de gravedad permanente trabajaríamos de verdad seriamente
hasta lograr el estado solar.
Hay
tantas disculpas en estas cuestiones, hay tantas evasivas, existen tantas
atracciones fascinantes, que de hecho suele hacerse casi imposible comprender
por tal motivo la urgencia del trabajo esotérico.
Sin
embargo el pequeño margen que tenemos del libre albedrío y la Enseñanza
Gnóstica orientada hacia el trabajo práctico, podrían servirnos de basamento
para nuestros nobles propósitos relacionados con el experimento solar.
La
mente veleta no entiende lo que aquí estamos diciendo, lee este capítulo y
posteriormente lo olvida; viene después otro libro y otro, y al final
concluimos afiliándonos a cualquier institución que nos venda pasaporte para el
cielo, que nos hable en forma más optimista, que nos asegure comodidades en el
más allá.
Así son
las gentes, meras marionetas controladas por hilos invisibles, muñecos
mecánicos con IDEAS VELETAS y sin continuidad de propósitos.
samael
aun weor
No hay comentarios:
Publicar un comentario