GNOSIS
LA DECAPITACIÓN
Por: samael aun weor
LA DECAPITACIÓN
Por: samael aun weor
A medida que uno
trabaja sobre sí mismo va comprendiendo cada vez más y más, la necesidad de
eliminar radicalmente de su naturaleza interior, todo eso que nos hace tan
ABOMINABLES.
Las peores
circunstancias de la vida las situaciones más críticas, los hechos más
difíciles, resultan siempre maravillosos para EL AUTO-DESCUBRIMIENTO INTIMO.
En esos momentos
insospechados, críticos, afloran siempre y cuando menos lo pensemos, los Yoes
más secretos; SI ESTAMOS ALERTAS incuestionablemente nos descubrimos.
Las épocas más
tranquilas de la vida, son precisamente las menos favorables para el trabajo
sobre sí mismo.
Existen momentos de
la vida demasiado complicados en que uno tiene marcada tendencia a
identificarse fácilmente con los sucesos y a olvidarse completamente de sí
mismos; en esos instantes hace uno tonterías que a nada conducen; si se
estuviese alerta, si en esos mismos momentos en vez de perder la cabeza, SE
ACORDASE DE SÍ MISMO, descubriría con asombro ciertos Yoes de los cuales jamás
tuvo ni la más mínima sospecha de su posible existencia.
El sentido de la
auto-observación íntima, se encuentra atrofiado en todo ser humano; trabajando
seriamente, auto-observándose de momento en momento; tal sentido se
desarrollará en forma progresiva.
A medida que el
sentido de auto-observación prosiga su desarrollo mediante el uso continuo, nos
iremos haciendo cada vez más capaces de percibir en forma directa aquellos Yoes
sobre los cuales jamás tuvimos dato alguno relacionado con su existencia.
Ante el sentido de
auto-observación intima cada uno de los Yoes que en nuestro interior habitan,
asumen realmente esta o aquella figura secretamente afín con el defecto
personificado por la misma.
Indubitablemente la
imagen de cada uno de estos Yoes tiene cierto sabor psicológico inconfundible
mediante el cual aprehendemos, capturamos, atrapamos instintivamente su
naturaleza íntima, y el defecto que le caracteriza.
En principio el
esoterista no sabe por donde empezar, ante la necesidad de trabajar sobre sí
mismo pero se halla completamente desorientado.
Aprovechando los
momentos críticos, las situaciones más desagradables, los instantes más
adversos, si estamos alertas descubriremos nuestros defectos sobresalientes,
los Yoes que debemos desintegrar urgentemente.
A veces puede
empezarse por la ira o por el amor propio, o por el desdichado segundo de
lujuria, etc., etc., etc.
Es necesario tomar
nota sobre todo en nuestros estados psicológicos diarios, si es que de verdad
queremos un cambio definitivo.
Antes de acostarnos
conviene que examinemos los hechos ocurridos en el día, las situaciones
embarazosas, la carcajada estruendosa de Aristófanes y la sonrisa sutil de
Sócrates.
Puede que hayamos
herido a alguien con una carcajada, puede que hayamos enfermado a alguien con
una sonrisa o con una mirada fuera de lugar.
Recordemos que en
esoterismo puro, bueno es todo lo que está en su lugar, malo es todo lo que
está fuera de lugar.
El agua en su lugar
es buena pero si ésta inundare la casa estaría fuera, de lugar, causaría daños,
seria mala y perjudicial.
El fuego en la cocina
y dentro de su lugar, además de ser útil es bueno; fuera de su lugar quemando
los muebles de la sala, seria malo y perjudicial.
Cualquier virtud por
santa que sea, en su lugar es buena, fuera de lugar es mala y perjudicial.
Con las virtudes podemos
dañar a otros.
Es indispensable
colocar las virtudes en su lugar correspondiente.
¿Qué diríais de un
sacerdote que estuviese predicando la palabra del Señor dentro de un
prostíbulo?
¿Qué diríais de un
varón manso y tolerante que estuviese bendiciendo a una cuadrilla de asaltantes
que intentasen violarle la mujer y las hijas?
¿Qué diríais de esa
clase de tolerancia llevada al exceso?
¿Qué pensaríais sobre
la actitud caritativa de un hombre que en vez de llevar comida a casa,
repartiese el dinero entre mendicantes del vicio?
¿Qué opinaríais sobre
el hombre servicial que en un instante dado prestase un puñal a un asesino?
Recordad querido
lector que entre las cadencias del verso también se esconde el delito. Hay
mucha virtud en los malvados y hay mucha maldad en los virtuosos.
Aunque parezca
increíble dentro del mismo perfume de la plegaria también se esconde el delito.
El delito se disfraza
de santo, usa las mejores virtudes, se presenta como mártir y hasta oficia en
los templos sagrados.
A medida que el sentido
de la auto-observación intima se desarrolla en nosotros mediante el uso
continuo, podremos ir viendo todos esos Yoes que sirven de fundamento básico a
nuestro temperamento individual, ya sea este último, sanguíneo o nervioso,
flemático o bilioso.
Aunque usted no lo
crea, querido lector, detrás del temperamento que poseemos se esconde entre las
más remotas profundidades de nuestra psiquis, las creaciones diabólicas más
execrables.
Ver tales creaciones,
observar esas monstruosidades del infierno dentro de las cuales se halla
embotellada nuestra mismísima conciencia, se hace posible con el desarrollo
siempre progresivo del sentido de auto-observación intima.
En tanto un hombre no
haya disuelto estas creaciones del infierno, estas aberraciones de sí mismo,
Indubitablemente en lo más hondo, en lo más profundo, continuará siendo algo
que no debiera existir, una deformidad, una abominación.
Lo más grave de todo
esto es que el abominable no se da cuenta de su propia abominación, se cree
bello, justo, buena persona, y hasta se queja de la incomprensión de los demás,
lamenta la ingratitud de sus semejantes, dice que no le entienden, llora
afirmando que le deben, que le han pagado con moneda negra, etc., etc., etc.
El sentido de la
auto-observación íntima nos permite verificar por si mismos y en forma directa
EL TRABAJO SECRETO mediante el cual en tiempo dado estamos disolviendo tal o
cual Yo (tal o cual defecto psicológico), posiblemente DESCUBIERTO en
condiciones difíciles y cuando menos lo sospechábamos.
¿Habéis pensado tú
alguna vez en la vida sobre lo que más os agrada o desagrada?
¿Tú, habéis
reflexionado sobre los resortes secretos de la acción?
¿Por qué queréis
tener una bella casa?
¿Por qué deseáis
tener un coche último modelo?
¿Por qué queréis
estar siempre a la última moda?
¿Por qué codiciáis no
ser codicioso?
¿Qué es lo que más te
ofendió en un momento dado?
¿Qué es lo que más os
halagó ayer?
¿Por qué os
sentisteis superior a fulano o a fulana de tal, en determinado instante?
¿A qué hora te
sentisteis superior a alguien?
¿Por qué te
engreísteis al relatar tus triunfos?
¿No pudisteis callar
cuando murmuraban de otra persona conocida?
¿Recibisteis la copa
de licor por cortesía?
¿Aceptaste fumar tal
vez no teniendo el vicio, posiblemente por el concepto de educación o de
hombría?
¿Estáis tú seguro de
haber sido sincero en aquella conversación?
¿Y cuando te
Justificas a ti mismo, y cuando te alabas, y cuando cuentas tus triunfos y los
relatas repitiendo lo que antes dijiste a los demás, comprendiste que eras
vanidoso?
El sentido de la
auto-observación íntima, además de permitirte ver claramente al Yo que estáis
disolviendo, te permitirá también ver los resultados patéticos y definidos de
tu trabajo interior.
En principio estas
creaciones del infierno, estas aberraciones psíquicas que desgraciadamente te
caracterizan, son más feas y monstruosas que las bestias más horrendas que
existen en el fondo de los mares o en las selvas más profundas de la tierra;
conforme avancéis en vuestro trabajo podéis evidenciar mediante el sentido de
auto-observación interior el hecho sobresaliente de que aquellas abominaciones
van perdiendo volumen, se van empequeñeciendo...
Resulta interesante
saber que tales bestialidades conforme decrecen en tamaño, conforme pierden
volumen y se empequeñecen, ganan en belleza, asumen lentamente la figura
infantil; por último se desintegran, se convierten en polvareda cósmica,
entonces la Esencia enfrascada, se libera, se emancipa, despierta.
Indubitablemente la
mente no puede alterar fundamentalmente ningún defecto psicológico; obviamente
el entendimiento puede darse el lujo de rotular un defecto con tal o cual
nombre, de justificarlo, de pasarlo de un nivel a otro, etc., mas no podría por
sí mismo aniquilarlo, desintegrarlo.
Necesitamos
urgentemente de un poder flamígero superior a la mente, de un poder que sea
capaz por si mismo de reducir tal o cual defecto psicológico a mera polvareda
cósmica.
Afortunadamente
existe en nosotros ese poder serpentino, ese fuego maravilloso que los viejos
alquimistas medievales bautizaron con el nombre misterioso de Stella Maris, la
Virgendel Mar, el Azoe de la Ciencia de Hermes, la Tonantzín del México Azteca,
esa derivación de nuestro propio ser intimo, Dios Madre en nuestro interior simbolizado
siempre con la serpiente sagrada de los Grandes Misterios.
Si después de haber
observado y comprendido profundamente tal o cual defecto psicológico (tal o
cual Yo), suplicamos a nuestra Madre Cósmica particular, pues cada uno de nos
tiene la suya propia, desintegre, reduzca a polvareda cósmica, este o aquel
defecto, aquel Yo, motivo de nuestro trabajo interior, podéis estar seguro de
que el mismo perderá volumen y lentamente se irá pulverizando.
Todo esto implica
naturalmente sucesivos trabajos de fondo, siempre continuos, pues ningún Yo,
puede ser desintegrado jamás instantáneamente.
El sentido de
auto-observación íntima podrá ver el avance progresivo del trabajo relacionado
con la abominación que nos interese verdaderamente desintegrar.
Stella Maris aunque
parezca increíble es la signatura astral de la potencia sexual humana.
Obviamente Stella
Maris tiene el poder efectivo para desintegrar las aberraciones que en nuestro
interior psicológico cargamos.
La decapitación de
Juan Bautista es algo que nos invita a la reflexión, no sería posible ningún
cambio psicológico radical si antes no pasáramos por la decapitación.
Nuestro propio ser
derivado, Tonantzín, Stella Maris como potencia eléctrica desconocida para la
humanidad entera y que SE HALLA LATENTE en el fondo mismo de nuestra psiquis,
ostensiblemente goza del poder que le permite decapitar a cualquier Yo antes de
la desintegración final.
Stella Maris es ese
fuego filosofal que se encuentra latente en toda materia orgánica e inorgánica.
Los impulsos
psicológicos pueden provocar la acción intensiva de tal fuego y entonces la
decapitación se hace posible.
Algunos Yoes suelen
ser decapitados al comienzo del trabajo psicológico, otros en el medio y los
últimos al final.
Stella Maris como
potencia ígnea sexual tiene conciencia plena del trabajo a realizar y realiza
la decapitación en el momento oportuno, en el instante adecuado.
En tanto no se haya
producido la desintegración de todas estas abominaciones psicológicas, de todas
estas lascivias, de todas estas maldiciones, robo, envidia, adulterio secreto o
manifiesto, ambición de dinero o de poderes psíquicos, etc., aún cuando nos
creamos personas honorables, cumplidoras de la palabra, sinceras, corteses,
caritativas, hermosas en el interior, etc., obviamente no pasaremos de ser más
que sepulcros blanqueados, hermosos por fuera mas por dentro llenos de
asqueante podredumbre.
La erudición
libresca, la pseudo-sapiencia, la información completa sobre las sagradas
escrituras, ya sean éstas de oriente o de occidente,, del norte o del sur, el
pseudo-ocultismo, el pseudo-esoterismo, la absoluta seguridad de estar bien
documentados, el sectarismo intransigente con pleno convencimiento, etc., de
nada sirve porque en realidad solo existe en el fondo ESO QUE IGNORAMOS,
creaciones del infierno, maldiciones, monstruosidades que se esconden tras la
cara bonita, tras el rostro venerable, bajo el ropaje santísimo del líder
sagrado, etc.
Tenemos que ser
SINCEROS CONSIGO MISMO, preguntarnos qué es lo que queremos, si hemos venido a
la Enseñanza Gnóstica por mera curiosidad, si de verdad no es pasar por la
decapitación lo que estamos deseando, entonces nos estamos engañando a sí
mismos, estamos defendiendo nuestra propia podredumbre, estamos procediendo
hipócritamente.
En las escuelas más
venerables de la sapiencia esotérica y del ocultismo existen muchos equivocados
sinceros que de verdad quieren auto-realizarse pero que no están dedicados a la
desintegración de sus abominaciones interiores.
Son muchas las gentes
que suponen que mediante las buenas intenciones es posible llegar a la
santificación.
Obviamente en tanto
no se trabaje con intensidad sobre esos Yoes que en nuestro interior cargamos,
ellos continuarán existiendo bajo el fondo de la mirada piadosa y de la buena
conducta.
Ha llegado la hora de
saber que somos unos malvados disfrazados con la túnica de la santidad; ovejas
con piel de lobo; caníbales vestidos con traje de caballero; verdugos
escondidos tras del signo sagrado de la cruz, etc.
Por muy majestuosos
que aparezcamos dentro de nuestros templos, o dentro de nuestras aulas de luz y
de armonía, por muy serenos y dulces que nos vean nuestros semejantes, por muy
reverendos y humildes que parezcamos, en el fondo de nuestra psiquis continúan
existiendo todas las abominaciones del infierno y todas las monstruosidades de
las guerras.
En Psicología
Revolucionaria se nos hace evidente la necesidad de una transformación radical
y ésta solo es posible declarándonos a sí mismos una guerra a muerte,
despiadada y cruel.
Ciertamente nosotros
todos no valemos nada, somos cada uno de nos la desgracia de la tierra, lo
execrable.
Afortunadamente Juan
Bautista nos enseñó el camino secreto: MORIR EN SÍ MISMOS MEDIANTE LA
DECAPITACIÓN PSICOLÓGICA.
samael aun weor
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